miércoles, 21 de noviembre de 2012

Asteroides


Asteroides

Asteroide Ida

Son una serie de objetos rocosos o metálicos que orbitan alrededor del Sol, la mayoría en el cinturón principal, entre Marte y Júpiter.

Algunos asteroides, sin embargo, tienen órbitas que van más allá de Saturno, otros se acercan más al Sol que la Tierra. Algunos han chocado contra nuestro planeta. Cuando entran en la atmosfera, se encienden y se transforman en meteoritos.
A los asteroides también se les llama planetas menores. El más grande es Ceres, con 1.000 Km. de diámetro. Después, Vesta y Pallas, con 525. Se han encontrado 16 que superan los 240 Km., y muchos pequeños. Ida, el de la foto lateral, tiene unos 115 Km. de punta a punta y Gaspra, abajo, no llega a los 35.
Asteroide Gaspra

Las naves que han navegado a través del cinturón de asteroides han demostrado que está prácticamente vacío y que las distancias que separan los unos de los otros son enormes.

Los asteroides del cinturón se formaron, según una teoría, a partir de la destrucción de un planeta, unpequeño planeta. Habría que juntar 2.500 veces los asteroides conocidos para tener la masa de la Tierra.
Según otra teoría, un grupo de unos 50 asteroides se formaron con el resto del Sistema Solar. Después, las colisiones los han ido fragmentando.
Dentro del cinturón hay lagunas, zonas donde no gira ningún asteroide, a causa de la influencia de Júpiter, el planeta gigante más cercano.

Asteroide Castalia
El asteroide Castalia fotografiado por el Telescopio Espacial Hubble en 12 posiciones


 AsteroidesRadio Distancia media al Sol Descubrimiento 
 Ceres457 km. 413.900.000 km. 1801 
 Pallas261 km. 414.500.000 km. 1802 
 Vesta262 km. 353.400.000 km. 1807 
 Hygíea215 km. 470.300.000 km. 1849 
 Eunomia136 km. 395.500.000 km. 1851 
 Psyche132 km. 437.100.000 km. 1852 
 Europa156 km. 436.300.000 km. 1858 
 Silvia136 km. 512.500.000 km. 1866 
 Ida58 x 23 km. 270.000.000 km. 1884 
 Davida168 km. 475.400.000 km. 1903 
 Interamnia167 km. 458.100.000 km. 1910 
 Gaspra17 x 10 km. 205.000.000 km. 1916

Impacto de un asteroide sobre júpiter.

Asteroide Matilde.

Noticia sobre satelites

CIENCIA

Debido a la rotura de un cable en unas obras en Moscú


RAFAEL M. MAÑUECO / CORRESPONSAL EN MOSCÚ
Día 14/11/2012 - 20.08h
Rusia pierde el control de la mayoría de sus satélites y de su módulo de la ISS
ARCHIVO

Roskosmos, la agencia espacial rusa, ha tenido que salir al paso de las informaciones aparecidas sobre las alteraciones sufridas en las comunicaciones entre el Centro de Control de Vuelos (TsUP), en las afueras de Moscú, y la mayoría de sus satélites civiles y el módulo ruso de la Estación Espacial Internacional (ISS). El portavoz de la entidad, Alexéi Kuznetsov, declaró que la rotura de un cable de transmisión“no va a influir en el funcionamiento de nuestros aparatos espaciales ni en la Estación Espacial”.
Kuznetsov aseguró además que la avería “no modificará tampoco el gráfico de trabajo con la ISS, incluso en lo relativo al regreso previsto para el 19 de noviembre de la tripulación”. Guennadi Raikunov, director del consorcio estatal Tsniimash, del que depende el Centro de Control de Vuelos, aseguró igualmente que “está garantizado el pilotaje de los ingenios orbitales y la seguridad de la ISS”.
Sin embargo, Raikunov reconoció en declaraciones a la agencia rusa Interfax que el cable podría no estar aún reparado a tiempo de que el TsUP retome el seguimiento de la plataforma espacial después de que el control de la NASA entre en la “zona oscura”. Los operarios encargados de subsanar el problema advirtieron que necesitarían “48 horas”. El responsable de Tsniimash añadió que, si así fuera, “podemos de todas maneras gobernar los aparatos por medio de satélites de retransmisión”.
Sea como fuere, lo cierto es que a comienzos de esta tarde fuentes anónimas del TsUP dijeron a Interfax que, durante unas obras en una carretera próxima, unos obreros cortaron el cable, tras lo cual, se perdió contacto con un gran número de satélites civiles. En cuanto a la Estación Espacial, conservaban en los monitores las imágenes que llegaban de los astronautas e incluso podían hablar con ellos, pero no enviar órdenes a los dispositivos del módulo ruso. La misma fuente aseguró que el deterioro del cable no afectó en absoluto a los satélites militares.

Satélites


Los satélites naturales


Como mencionamos, además de los planetas principales, el Sistema Solar está compuesto por muchos más cuerpos celestes. Alrededor de la mayoría de los planetas giran satélites, de manera similar a la Luna en torno de la Tierra. En Astronomía, el término satélite se aplica en general a aquellos objetos en rotación alrededor de un astro, este último es de mayor dimensión que el primero; ambos cuerpos están vinculados entre sí por fuerzas de gravedad recíproca.
Existe una diferenciación entre satélites naturales y artificiales. Los artificiales son los construidos por el hombre, y por lo tanto es factible, de alguna manera, de modificar su trayectoria. En las últimas décadas se han puesto en órbita una gran variedad de satélites artificiales alrededor de la Tierra y también de varios planetas.
Un satélite natural, en cambio, es cualquier astro que se encuentra desplazándose alrededor de otro; no es factible modificar sus trayectorias artificialmente.
En general, a los satélites de los planetas principales se les llama lunas, por asociación con el nombre del satélite natural de la Tierra.
Los diferentes planetas poseen distinta cantidad de lunas. El número total en el Sistema Solar es alto y aún se considera incompleto, ya que se continúa encontrándose nuevas lunas. No se conocen lunas en Mercurio ni en Venus y tampoco ningún satélite que posea una luna.
A pesar de estar acostumbrados a que la visión de nuestra Luna como un cuerpo esferoidal, debe pensarse que, en general, los satélites de los planetas principales pueden ser bien diferentes, presentar formas irregulares o ser sumamente achatados.
En la actualidad (junio de 2003) el número total de satélites conocidos en cada planeta se indica a continuación.EL total de satélites es de 128. Seguramente en los próximos años un número mayor de pequeños satélites serán descubiertos.


 Número de Satélites de los Planetas
Número de Satélites
Planeta
Tierra1
Marte2
Júpiter60
Saturno31
Urano22
Neptuno11
Plutón1



Las lunas de los planetas se mueven alrededor del mismo soportando diversas fuerzas; si los planetas fueran esferas perfectas, se desplazarían en órbitas perfectamente elípticas. Como los planetas están deformados a causa de su rotación, presentan un abultamiento ecuatorial. Este efecto, conjuntamente con las fuerzas de atracción de otras lunas del mismo planeta y la acción gravitatoria del Sol, determinan que cada satélite posea un movimiento complejo denominado movimiento perturbado.
En la siguiente tabla se indican el período sidéreo y el diámetro medio de algunas lunas de los planetas principales y de nuestra Luna.



Datos de los Satélites más importantes


PlanetaSatélitePS(días)D(km)
TierraLuna27,323.476
MarteFobos0,3121
Deimos1,2612
JúpiterGanímedes7,155.262
Io1.773.630
Europa3.553.140
Calixto16,694.800
Leda23916
SaturnoAtlas0,6040
Titán
15,955.150
UranoCordelia0,3315
Titania
8,711.590
NeptunoNaiad0,360
Nereida
360,2340
PlutónCaronte6,381.200


El período sidéreo PS está dado en días y fracciones de día (terrestres) y el diámetro D en kilómetros.
Respecto al origen de estos astros se han sugerido diferentes teorías: (a) se formaron junto con el planeta principal; (b) se desprendieron del planeta principal a lo largo de su evolución; o bien (c) se trata de un cuerpo capturado por el planeta principal (por ejemplo Febe en Saturno, o bien Fobos y Deimos en Marte).
Como también se ha verificado que existen asteroides que tienen su propia luna, por ejemplo, Herculina, un planetita de 217 km de diámetro con una luna de apenas 50 km. Hay quienes sospechan que el propio Plutón y su luna, son en realidad dos asteroides bastante grandes muy alejados del resto, en los confines del Sistema Solar.
El análisis detallado de las fotografías y los datos astrofísicos enviados por naves espaciales, han mostrado que los satélites son cuerpos opacos y sólidos, muy diferentes unos de otros. Algunos de ellos son tan grandes como el planeta Mercurio.
Excepto nuestra luna, los satélites planetarios no son visibles a simple vista y sólo las cuatro mayores lunas de Júpiter, cuyos nombres son Europa, Io, Calixto y Ganímedes, se pueden observar a través de binoculares o con un pequeño telescopio. Los restantes satélites precisan de poderosos instrumentos para ser detectados.

Los satélites artificiales


Se entiende por satélite artificial todo cuerpo fabricado por el hombre y puesto por él en órbita terrestre, lunar o alrededor de otro astro del Sistema Solar. No debe confundirse con las sondas interplanetarias, de las que nos ocuparemos más adelante.
Los satélites artificiales se mueven con arreglo a las mismas leyes que gobiernan el movimiento de los planetas alrededor del Sol. Describen, por tanto, órbitas elípticas, generalmente de escasa excentricidad; los puntos de sus órbitas que están más cerca y más lejos de la Tierra se denominan, respectivamente, perigeo y apogeo (perigeo y apogeo cuando se trata de un astro cualquiera); el tiempo que emplean en dar una vuelta completa es el período, que, en la mayor parte de los satélites terrestres, oscila alrededor de una hora y media. Su velocidad varía a lo largo de la órbita, alcanzando un valor máximo en el perigeo y mínimo en el apogeo.
La puesta en órbita de un satélite requiere básicamente dos operaciones: elevarlo hasta la altura prefijada y comunicarle una velocidad orbital adecuada para que se mantenga en ella. Por lo general, es conveniente que el perigeo sea lo más elevado posible, ya que la fricción con la atmósfera impone una seria limitación a la vida de los satélites; los hay que sólo han permanecido una pocas horas en órbita, mientras que otros tienen asegurada una permanencia de centenares de años, muchos más de los que puede durar el funcionamiento de los aparatos que contienen.
La forma, estructura y características mecánicas de un satélite artificial dependen de muchos factores. El más importante es el volumen de que se dispone cuando se proyecta, el cual está en función de los equipos que debe albergar, y muy especialmente de la potencia del lanzador en cuya ojiva ha de instalarse.
Un segundo factor condicionante viene dado por la aceleración que debe soportar, las vibraciones a que está sometido y la temperatura que debe resistir. Finalmente, los métodos de estabilización y alimentación de energía imponen una nueva limitación: la concepción de un satélite alimentado por medio de baterías eléctricas será muy distinta de la de otro que deba utilizar la energía solar por medio de paneles de células fotoeléctricas.
Que es un satelite artificial? Uso y Funciones de Satelites Artificiales
La forma , estructura, y características mecánicas de un satélite dependen de su volumen y de su aceleración, las vibraciones y las temperaturas que debe resistir, como asi también del método de estabilización y de alimentación de energía. Vista del satélite ruso Protón, el de mayores dimensiones de los construidos por la Unión Soviética.

Actualmente, existen más miles satélites o restos de ellos en órbita alrededor de la Tierra, de los cuales un buen número no emiten ya ningún tipo de datos. otros funcionan sólo en parte y un centenar, aproximadamente, están en pleno rendimiento. Los fines a que han sido destinados cubren un amplio campo de aplicaciones, desde los satélites científicos o militares hasta los de comunicaciones, meteorológicos, de ayuda a la navegación, etcétera.
Su puesta en órbita ha representado un paso importante en el conocimiento del cosmos, y constituyen la solución casi perfecta para obtener información de lo que pasa alrededor de la Tierra, aunque, probablemente, será con los laboratorios espaciales tripulados, como el Skylab, con los que el hombre podrá llevar a cabo las más perfectas tomas de datos del espacio que nos rodea.

LLuvia de meteoros y alineación planetaria (11,12 y 13 de agosto del 2012)


Meteoros



Se conoce con el nombre de meteoro, al trazo luminoso que deja una partícula de polvo interestelar cuando es incinerada por la fricción de la atmósfera terrestre.
 El meteoro también es conocido con el nombre popular de “estrella fugaz” ya que, anteriormente, se creía que las estrellas que se precipitaban hacia la Tierra.
 Al igual que muchos eventos astronómicos, en la antigüedad se pensaba que los meteoros eran sucesos de la atmósfera terrestre. 

 No fue sino hasta 1798, cuando H. Brandes y J. Benzenberg, demostraron la naturaleza extraterrestre de la partícula (meteoroide) que produce los meteoros.
A pesar de este descubrimiento, Alejandro de Humboldt, cuando observa desde la ciudad de Cumaná, en la Capitanía General de Venezuela, una lluvia de meteoros, el 12 de Noviembre de 1799, desconoce la naturaleza de los mismos. Hoy sabemos que se trataba de la lluvia de las Leónidas y lo que observó fue una verdadera tormenta de meteoros, ya que llegó a contabilizar más de 3.000 meteoros durante toda la noche.
 Dada la extremada lentitud en la divulgación científica en los inicios del siglo XIX, Humboldt, cuando escribe y publica su obra Kosmos, en 1845, todavía desconocía el origen de los meteoros.  
Fotografía de un meteoro de la lluvia “Leónidas” capturado en gel.
Las temperaturas que se desarrollan durante la caída de la partícula a través de la atmósfera terrestre, se encuentran comprendidas entre los 3.000 y los 7.000 °C, suficientes para evaporar totalmente aquellas que poseen pequeños tamaños. Las que no logran consumirse integramente y llegan a impactar a la superficie de la Tierra, reciben el nombre de Meteorito.

El meteoro puede ocurrir eventualmente o venir acompañado de otros. Cuando ocurre de manera eventual se dice que el meteoro es Esporádico. Cuando viene asociado a otros, se identifica como lluvia de meteoros.

Para que el meteoro sea observable a simple vista, se estima debe tener un tamaño mayor o igual a 1 milimetro y un peso superior a 2 miligramosLos trazos meteóricos producidos por partículas más pequeñas, sólo pueden ser observados con binoculares o telescopios.
Cuando el trazo meteórico es muy luminoso, recibe el nombre de Bólido. El ingreso de un bólido en la atmósfera puede venir acompañado por un zumbido o fragmentación. Cuando el ingreso de un bólido viene asociado a un sónido, se estima que la incandescencia se produjo entre los 20 y 30 kilómetros de altura. Cuando el bólido es un evento silencioso, su altura es, por término medio, de unos 60 kilómetros.

La fragmentación de la partícula puede ocurrir en explosiones sucesivas o en una fragmentación con cambio de trayectoria. Cuando la fragmentación ocurre a baja altura, la misma puede venir acompañada de una o varias explosiones.


Cuando la distribución de materia en el conducto se encuentra muy extendida, el punto de donde parecen surgir los meteoros, se desplaza con el correr de los días. Ese fenómeno se conoce con el nombre de Deriva del Radiante y ocurre para casi todas las lluvias. Un trabajo observacional que realiza el aficionado a la astronomía, es medir este desplazamiento mientras la lluvia se encuentra activa.
  
Un meteoro que no pueda ser asociado a un Radiante conocido y que la densidad de caída no permita asociarlo a un nuevo Radiante, recibe el nombre de Esporádico.
   
La cantidad de meteoros que se observarían en una hora, con condiciones ideales de observación, recibe el nombre de Tasa Horaria Zenital (THZ).
 La cantidad de meteoros que se observan depende de la oscuridad del cielonubosidad y la altura a la que se encuentra el Radiante sobre el horizonte. De aquí que existan factores de corrección que nos permiten inferir la Tasa Horaria de una lluvia, dependiendo de la cantidad de meteoros observados y las condiciones existentes.
 Una explicación detallada de los factores de corrección se encuentra en la sección de manuales en esta página. 
 Las velocidades de los meteoros varían entre 12 72 Kms/s. La velocidad que necesita un cuerpo para abandonar el Sistema Solar, conocida como Velocidad de Escape, es de 42 kms/s. Cómo la velocidad promedio de traslación de la Tierra es de 30 Kms/s, la velocidad máxima que puede adquirir un meteoro, es la velocidad combinada, 72 Kms/s. Un meteoro que supere esta velocidad, es de origen esporádico y extra sistema solar.

Cometas


Los cometas son cuerpos celestes de formas irregulares, frágiles y pequeños, compuestos por una mezcla de granos no volátiles y gases congelados (tienen un aspecto nebuloso). Tienen órbitas muy elípticas que los lleva muy cerca del Sol y los devuelve al espacio profundo, frecuentemente más allá de la órbita de Plutón. Se caracterizan por una cola larga y luminosa, aunque esto sólo se produce cuando el cometa se encuentra en las cercanías del Sol.
Composición

Cometa Halley

Las estructuras de los cometas son diversas y muy dinámicas, pero todos ellos desarrollan una nube de material difuso que los rodea, denominada cabellera, que generalmente crece en tamaño y brillo a medida que el cometa se aproxima al Sol. Generalmente es visible un pequeño núcleo brillante (menos de 10 kilómetros de diámetro) en el centro de la cabellera. La cabellera y el núcleo juntos constituyen la cabeza del cometa. La cabeza, incluida su difusa cabellera, puede ser mayor que el planeta Júpiter. Sin embargo, la parte sólida de la mayoría de los cometas tiene un volumen de algunos kilómetros cúbicos solamente. Por ejemplo, el núcleo oscurecido por el polvo del cometa Halley tiene un tamaño aproximado de 15 por 4 kilómetros.
A medida que los cometas se aproximan al Sol, la alta temperatura solar provoca la sublimación de los hielos, desarrollando colas enormes de material luminoso que se extienden por millones de kilómetros desde la cabeza, alejándose del Sol. La cola también se vuelve brillante en las proximidades del Sol y puede extenderse decenas o centenares de millones de kilómetros en el espacio. La cola siempre se extiende en sentido opuesto al Sol, incluso cuando el cometa se aleja del astro central. Las grandes colas de los cometas están compuestas de simples moléculas ionizadas, incluyendo el monóxido de carbono y el dióxido de carbono. Las moléculas son expulsadas del cometa por la acción del viento solar, una corriente de gases calientes arrojada continuamente desde la corona solar (la atmósfera externa del Sol), a una velocidad de 400 km/s. Con frecuencia, los cometas también presentan una cola arqueada, más pequeña, compuesta de polvo fino expulsado de la cabellera por la presión de la radiación solar. Cuando están lejos del Sol, el núcleo está muy frío y su material está congelado. El astrónomo estadounidense Fred L. Whipple describió en 1949 el núcleo de los cometas, que contiene casi toda la masa del cometa, como una "bola de nieve sucia" compuesta por una mezcla de hielo y polvo. También, en este estado, reciben el nombre de "iceberg sucio". Cuando un cometa se aproxima al Sol, a pocas UA (unidades astronómicas) del Sol, la superficie del núcleo empieza a calentarse y los volátiles se evaporan. Las moléculas evaporadas se desprenden y arrastran con ellas pequeñas partículas sólidas formando la cabellera del cometa, de gas y polvo.

A medida que un cometa se retira del Sol pierde menos gas y polvo, y la cola desaparece. Algunos cometas con órbitas pequeñas tienen colas tan cortas que son casi invisibles. Por otra parte, la cola de al menos un cometa ha superado la longitud de 320 millones de kilómetros en el espacio. La mayor o menor visibilidad de los cometas depende de la longitud de la cola y de su cercanía al Sol y a la Tierra. Menos de la mitad de las colas de los 1.400 cometas registrados eran visibles a simple vista, y menos del 10% resultaron llamativas. Uno de los cometas más brillantes observado desde nuestro planeta en los últimos veinte años ha sido el cometa Hale-Bopp, que alcanzó el punto más próximo a la Tierra en marzo de 1997. Además, el cometa permaneció visible durante un período excepcionalmente largo, lo que permitió a los astrónomos realizar importantes investigaciones sobre la composición y el proceso de formación de estos cuerpos celestes.

Cuando el núcleo está congelado, puede ser visto solamente debido a la luz solar reflejada. Sin embargo, cuando se crea la cabellera, el polvo refleja más luz solar y el gas de la cabellera absorbe la radiación ultravioleta y empieza a fluorescer. A unas 5 UA del sol, la fluorescencia generalmente se hace más intensa que la luz reflejada.

A medida que el cometa absorbe la luz ultravioleta, los procesos químicos desprenden hidrógeno, que escapa a la gravedad del cometa y forma una envuelta de hidrógeno. Esta envuelta no puede ser vista desde la Tierra ya que su luz es absorbida por nuestra atmósfera, pero ha sido detectada por las naves espaciales.

La presión de la radiación solar y los vientos solares aceleran los materiales alejándolos de la cabeza del cometa a diferentes velocidades de acuerdo con el tamaño y masa de los materiales. Por esto, las colas de polvo relativamente masivas son aceleradas más despacio y tienden a ser curvadas. La cola iónica es mucho menos masiva, y es acelerada tanto que aparece como una línea casi recta que se extiende desde el cometa en el lado opuesto al sol. Cada vez que un cometa visita al Sol, pierde parte de sus volátiles. Eventualmente, se convierte en otra masa rocosa en el Sistema Solar. Por esta razón, se dice que los cometas tienen una vida corta, en una escala de tiempo cosmológica. Muchos científicos creen que algunos asteroides son núcleos de cometas extinguidos, cometas que han perdido todos su volátiles.


Períodos y órbitas
Cometa Bennet

Los cometas describen órbitas elípticas, y se han calculado los períodos (el tiempo que tarda un cometa en dar una vuelta alrededor del Sol) de unos 200 cometas. Los períodos varían desde 3,3 años para el cometa Encke a 2.000 años para el cometa Donati de 1858. Las órbitas de la mayor parte de los cometas son tan amplias que pueden parecer parábolas (curvas abiertas que apartarían a los cometas del sistema solar), pero como suponen los astrónomos a partir de los análisis técnicos, son elipses de gran excentricidad, posiblemente con períodos de hasta 40.000 años o mayores.
No se conoce ningún cometa que se haya aproximado a la Tierra con una órbita hiperbólica; esto significaría que su origen estaba en el espacio exterior del sistema solar. Sin embargo, algunos cometas pueden no volver jamás al sistema solar debido a la gran alteración de sus órbitas originales por la acción gravitatoria de los planetas. Esta acción se ha observado en una escala más pequeña: unos 60 cometas de períodos cortos tienen órbitas que han recibido la influencia del planeta Júpiter, y se dice que pertenecen a la familia de Júpiter. Sus períodos varían de 3,3 a 9 años.

Grupo de cometas

Cuando varios cometas con períodos diferentes giran casi en la misma órbita se dice que son miembros de un grupo de cometas. El grupo más conocido incluye el espectacular cometa (que casi rozó el Sol) Ikeya-Seki de 1965, y otros siete que tienen períodos de cerca de mil años. El astrónomo estadounidense Brian G. Marsden dedujo que el cometa de 1965 y el de 1882, incluso más brillante, se separaron de un cometa principal, posiblemente el de 1106. Tal vez este cometa y otros del grupo se separaran de un cometa gigantesco hace miles de años.


Cometas y lluvias de meteoros

Hay también una estrecha relación entre las órbitas de los cometas y las de las lluvias de meteoros. El astrónomo italiano Giovanni Virginio Schiaparelli demostró que la lluvia de meteoros Perseidas, que aparece en agosto, se mueve en la misma órbita que el Cometa III de 1862. De la misma forma la lluvia de meteoros Leónidas, que aparece en noviembre, estaba en la misma órbita que el Cometa I de 1866. Se ha sabido de otras lluvias diferentes relacionadas con las órbitas de los cometas y se supone que son restos diseminados por un cometa a lo largo de su órbita.




Origen de los cometas

En algún momento se creyó que los cometas procedían del espacio interestelar. Aunque no se ha aceptado del todo ninguna teoría detallada de su origen, muchos astrónomos creen que los cometas se originaron en los primeros días del sistema solar en su parte exterior, más fría, a partir de la materia planetaria residual. El astrónomo danés Jan Hendrik Oort ha formulado que una "nube de reserva" de material cometario se ha acumulado más allá de la órbita de Plutón, y que los efectos gravitatorios de las estrellas fugaces pueden enviar parte de este material en dirección al Sol, momento en el que se haría visible en forma de cometas.